miércoles, 30 de junio de 2010

Terremoto en mis... ¿sueños?

Hace meses que no puedo dormir bien por las noches, en ocasiones no concilio el sueño sino hasta altas horas de la madrugada -5 ó 6 a.m.- lo cual al principio me desesperaba, hoy sólo me es un motivo más para llenar mis pulmones de cáncer y mi cerebro de información. Mi falta se sueño tiene genesis muy variadas, tanto puedo permanecer despierto por gusto; cuando hay una película buena en TNT, o porque la música programada en ibero 90.9 es realmente excelente, puede ser causa también el que esté nervioso por algún acontecimiento del siguiente día y la angustia no me deje cerrar los ojos y contar borregos, o también puede ser causa el mantener una conversación larga por teléfono con... diciendo cosas -la mayoría estupideces. Ayer cerré mis ojos muy temprano, teniendo en cuenta que estos meses han sido de insomnio mortal, la hora; 23:30 p.m., es más, dormí tan bien, descansé tanto que recuerdo la totalidad de mi sueño -lo cual es bastante malo ya que fue un sueño esperanzador, pero que con el pasar de los minutos se hizo una pesadilla-, soñé con... pero que ella me había ido a visitar porque la noche anterior intentaron asesinarme -ni en mis sueños se me cumplen mis ganas de morir, que patético. En fin, nunca esperé poder dormir tan bien como ayer, pero como siempre, el universo trata de hacerme la existencia imposible, y esta ocasión mandó un terremoto cuyo epicentro fue en Oaxaca, y cuyas repercusiones se sintieron en el Distrito Federal y -según el diario El Economista- los sacudimientos más mortíferos fueron presenciados en el centro de la capital -¡vaya suerte la mía!- de nuestro país. Así que nuevamente no pude dormir.

Gotero de amor

Mi alma se agota,
mi cuerpo sea gota o no, se agota.
Mi corazón, gota a gota, se agota, sea gota o no.
Mi sed se calma con tu gota, que no se agota, aún cuando sea gota.

Con tu beso mi gota se cura.
¡Oh! beso tuyo para este obeso.

Mi cuerpo carece de amor.
Y a cada gota se agota este: mi amor por ti.

Como un valle en el que cada día llueve...
gotas de amor es lo que mi corazón necesita.

Se agotan mis ganas de vivir,
sea gota o sea ola.
Osea se agota como la ola de tus ojos.

Mi cuerpo carece de amor.
Y a cada gota se agota este; mi amor por ti.

Dame de ese tu amor, como gotas que no se agotan.

martes, 29 de junio de 2010

El Cuarto Gran Remate de Libros en el Auditorio Nacional en los ojos de un desesperado por respuestas.

Saramago, Monsivais, Benedetti, Nietzsche, Pellicer, Montemayor, Poe, Sade, Arreola, Mistral, Fuentes, Paz, Savater, la edición del año pasado de este bien llamado "Remate de libros" me dejó con una sensación de satisfacción, de intermitencia, de felicidad, había hecho una lista de 3 libros a comprar; Reencuentro de Fred Uhlman, Páramo de sueños de Alí Chumacero y el que fuera de Lovecraft. A este Tercer Gran Remate de Libros en el Auditorio Nacional acudí acompañado, además de mi inmensa inquietud por abordar el contenido de lo que hubiera en los estantes de las diversas editoriales que presentaban los libros con los que contaban, -en aquel momento había muchas editoriales que desconocía totalmente- acompañado de la mujer que más he querido en esta vida.
Con la compañía de esta mujer -a la que le pondré un pseudónimo, un nombre apócrifo digno de alguien como ella, a la que llamaremos; Isabel- me aventuré a lo que me atrevo a llamar; mi paraiso, me precipité junto con Isabel al mundo de los libros, -¡Y de los libros baratos!- había de diversos temas, para diversos gustos, para la más variada edad, libros de materias tan específicas como la globalización en los barcos pesqueros de la parte Norte de Oriente, poemarios modernistas, o el Cantar del mío Cid. Isabel y yo entramos, y busqué en el bolsillo de mi saco de imitación de pana color negro la lista de los tres libros que quería tener en mi poder -un poemario, una novela y un libro de cuentos. Buscamos entre las más de 50 editoriales ahí presentes y por fin encontré Reencuentro, fantástico libro, ni el poemario de Chumacero, ni los cuentos de terror de Lovecraft hallé en aquella barata de libros. Isabel compró un libro para niños pequeños, que a decir verdad me agradó bastante, los dibujos estan muy bien hechos y los diálogos; concisos y penetrantes, la historia es algo burda, pero es un poco irónico aventurarme a declarar esto, ya que al mismo tiempo de ser algo burdo, toco las fibras de mi risa, produciéndome así carcajadas y sonrisas. El día terminó y con Uhlman bajo el brazo regresé a mi casa, e Isabel hizo lo mismo, esto se sucitó hace un año, pero el Gran Remate de Libros en el Auditorio Nacional se sucitó una vez más, y, aunque en esta ocasión no tuve la grata compañía de Isabel, si la tuve en mi mente gran parte de este viaje -aunque no se si en verdad utilizar esta palabra, ya que podría causar algunas inquietudes entre los que lean esto. Si fui acompañado por un hombre, un luchador, un próximo periodista, un vengador de los que no pueden hacer nada -o eso creen- por cambiar su estilo de vida, un pensador, un amigo, un hombre con el que puedo contar, ¿Su nombre? Le llamaremos Joohny. Con el disfruto de escuchar música, tal como The Who, Rage Against The Machine, Pink Floyd, The Clash y demás. En esta ocasión mi lista se compuso de Así hablaba Zaratustra, o El Anticristo de F. Nietzsche, las rimas de G. A. Bécquer, y algo de Pellicer, antes de irrumpir en el Auditorio Nacional, me percaté del hecho de que en el suelo, antes de subir las escaleras de citado recinto, se encontraban placas de oro que brillaban -algunas lo hacían, otras eran en cierta medida opacas- la primera a la que me aproximétenía el nombre grabado de Bob Dylan -¿Vaya comienzo de esta edición del remate no?- lo cual nos emocionó mucho a mi amigo y a mí. Subimos las escaleras y en los barrotes que resguardan al auditorio hallose una pancarta de tamaño mediano con una fotografía impresa en ella de la cara de Carlos Monsiváis y una leyenda bajo ella que no logro recordar, Joohny y yo sostuvimos una pequeña charla sobre el sucitado autor, lo cual exacerbó mis ganas de entrar de lleno a ese mi paraiso. La apuesta en esta ocasión de los organizadores de este remate de libros no cambió en mucho a la sucitada el año pasado; aunque hubo una mejor distribución de las editoriales, así como de los temas de los libros en sí, de esta forma no se observaba el estante de libros de medicina enfrente de una editorial cuya ocupación era esencialmente la poesía -como si pasó en la edición pasado. Hallé El mundo en los ojos de un ciego de Paco Ignacio Taibo el cual no se encontraba en mi lista premeditada, pero cuyo autor conocí hace aproximadamente un año -gracias a la brillante intervención del gobierno del Distrito Federal en el Sistema de Transporte Colectivo, Metro, para impulsar la lectura, con el programa llamado; Para leer de boleto en el metro- llamó mi atención y aún más cuando el precio de dicha joya fue de $10. Me apegué -después de este extravío- a mi lista, y así fue como llegué a Así hablaba Zaratustra de Niezsche, satisfecho por el buen control de esta nueva edición del remate de libros, la música que sonaba por altavoces y llegaba hasta mis tímpanos -The Beatles- subimos a buscar mi última adquisición; Piedra de sacrificios de Carlos Pellicer, aún no tengo palabras para describirlo, contiene el poema que hasta hoy más me ha tocado fibras en mi cuerpo deshumanizado: Oda, es su nombre.
Una vez más satisfecho por comprar libros, por empaparme de un poco más de cultura, por sacudirme en mínima parte la tremenda ignorancia que padezco. Espero hallan tenido un buen Cuarto Gran Remate de Libros en el Auditorio Nacional, porque yo si lo tuve.

viernes, 25 de junio de 2010

Sólo contigo, sólo conmigo.

"[...]Se va de ti mi cuerpo gota a gota [...]"
-Ausencia. Gabriela Mistral.

Una vez más me encuentro platicándole a mi pared de ti,
una vez más invocaré tu nombre desde lo prufundo de mi cama,
una vez más me recuesto esperando poder dormir
y que en la profundidad del sueño, nada me despierte si sueño que te beso.

Ahora somos como dos piedras,
ahora el alcohol no nos dice nada,
¡Ya no estaremos en aquel carrusel!
¡Tan conocido por ti y por mi!

(¿Por qué nos ha pasado esto? ¿A caso se debe a la extrema estupidez que padezco?)

¡Ay!
Ningún ser humano puede soportar tal miseria,
tal tristeza, tal impotencia de amarte...
pero no tenerte.

En sus manos planté incontables besos de chocolate,
en sus mejillas incerté las píldoras amarillas de mi felicidad,
en su corazón deposité mis más recónditas -y pocas- ganas de vivir,
en sus ojos dejé caer mis lágrimas doradas; para llorar cuando ella lo haga,
en su cintura plasmé mis manos,
en su cuello tatué mi nombre con trementina,
con miel dibujé un corazón entre sus piernas,
con arena, de playas lejanas a las que ningún hombre tendría valor para ir, escribí en su pecho la palabra; amor,
dejé mi aroma entre su cabello,
y destruí la coraza de su corazón.

(La amo, y en algún momento ella me amo.)

Y esperaré,
en lo alto de la montaña que en las noches de mayo cubre la luna,
esperaré,
sin manos,
sin labios,
sin ojos,
sin mi,
esperaré allá; en lugares donde los hombres se convierten en cobardes,
esperaré el regreso de ella, siempre bella,
resperaré su regreso;
como las flores esperan el regreso de la lluvia,
así como los buhos aguardan la llegada de la noche,
no me moveré de este;
mi sitio.

Mi soledad se calma agitando y girando el carrusel,
mi angustia la controlo contando las estrellas del manto obscuro que poco a poco cubre todo el firmamento;
la noche.
Aunque preferiría mirar este manto obscuro sólo contigo,
y seguro estoy que te sería más grato contemplar lo profundo del negro anochecer sólo conmigo.

jueves, 24 de junio de 2010

Alimento.

"[...] Y mi alma,
del fondo de esa sombra que flota sobre el suelo,
no podrá liberarse. ¡Nunca más!"
- El cuervo. E. Allan Poe.

Hoy mi cuerpo se centra en el dolor,
y mi alma no conoce,
ni quiere conocer,
otra cosa.

Hoy mi cuerpo no sangra,
ni mi corazón se agita,
parece cómo si mi sangre se hubiese detenido,
como si ya no circulara por mis venas.

Hoy mi alimento son los recuerdos,
hoy mi alma sigue en pie y sin rendirse por los recuerdos,
hoy no hay sangre recorriendo mis venas;
hoy hay recuerdos en mis arterias.

Estruendos en mi corazón,
ventarrones en mi cerebro,
tumultos en mis pensamientos,
todo el tiempo se asesina en mi cerebro,
a cada segundo que transcurre se sucita un suicidio en mi corazón.
¿Y no es eso lo que se busca con el amor?
¿No el entregar tu corazón, tu alma, tu pensamiento, tu inteligencia, tu tiempo, es un suicidio?
¡Si!
¡Si!
¡Y que Dios se apiade de mi y de mi alma!
¡Porque esta noche apesta nuevamente a suicidio!
¡Y porque si el amar implica un suicidio imaginario, no quiero vivir!

Pero Dios perdonará mi suicidio imaginario,
Dios me entiende,
el mismo diablo se apiada de mi.

Porque este suicidio sucitado en mi corazón,
será por ti.

miércoles, 23 de junio de 2010

El futbol democratiza la idiotez.

"Todo lo que sé con certeza acerca de la moral y las obligaciones de los hombres se lo debo al futbol."
- A. Camus.

A mi me gusta el futbol, mirarlo, jugarlo, criticarlo, mi equipo favorito (es decir por el que siento esa pasión extrema) es el América, el ave, las águilas. Cada fin de semana me doy dos horas para ponerme frente al televisor, ponerme la playera que compré en la Lagunilla, y disponerme a gritar, patalear, insultar al arbitro, a los jugadores del otro equipo (y aún más si el equipo contrario se trata de los Pumas de la UNAM), emocionarme cuando llegan a meter un gol, enojarme si marcan un penal en contra de ellos, hacerme un manojo de nervios cuando el partido está por terminar y van perdiendo en contra del otro equipo. Es decir; me gusta el futbol. Me ha dado grandes alegrías, enormes decepciones, me ha traído fines de semana gratificantes. Jugar futbol en la calle de Cuzco, en la Colonia Lindavista, con mis primos Pepe y Andrés, es verdaderamente emocionante y divertido, estar más de 2 horas pateando un balón, el esférico, sea el que sea, el Jabulani, el nuevo que sacaron de Messi, el Fevernova de Corea-Japon, y demás, estas tardes (que en ocaciones se prolongan a altas horas de la madrugada) cabezeando, golpenado, pateando aquel balón, se convierten en un concierto de gritos, de aplausos, de risas, de estupideces, de pases extraordinarios, de goles memorables que ya quisieran meter los jugadores profesionales, esas noches en las que parece que nosotros 3 estamos interconectados por un vínculo místico en la ribera de la noche, la noche que no es noche sino jugamos futbol, sino pateamos un balón, y gritamos "¡A huevo gol!" "¡Te chingue, cabrón; túnel!". Esas tardes cuidándonos de los carros que transitan por la calle de Cuzco, que parece que nos estan cazando, que parece que están a la caza de nuestro Jabulanni, de nuestro Fevernova, de nuestro "Messi", esos autos que en ocasiones nos han traído problemas, que en ocasiones nos aterran y a veces nosotros nos hartamos y los retamos, pasamos el balón por encima de ellos y los conductores, histéricos, nerviosos, presuntuosos, alguna vez nos han gritado groserías, nos han ignorado (los más), o simplemente no se dan cuenta.
Pero enfrento con todo la siguiente situación, la enfrenté y la defenderé a capa y espada; en la situación en la que vivimos, no solamente en el Distrito Federal, ni sólo en nuestro país, sino una situación mundial de inseguridad, de amoralidad, de falta de amor, de secuestro, de violencia con vehemencia, de narcomenudeo, de narcotráfico, de asesinatos, de hombres matando a sus hijos porque no tiene el pobre para alimentarlos, y ya ni se diga para regalarles un balón de futbol, un Fevernova para que él, con sus hijos, salgan a la calle, al parque a jugar, a gritar a divertirse. Con esta situación, el mundial de Futbol sucitado en Sudáfrica debería pasar a segundo plano, debería ser tema de los noticiarios especializados en este tema, en los horarios establecidos, no debería estar hasta en la sopa (cómo se dice en la jerga popular). A mi me gustaría que México ganara el mundial, me daría mucha alegría, estaría feliz de la vida si este próximo domingo la selección nacional le pasa por encima al seleccionado Argentino, si, me emocionaría como nunca. Pero me gustaría más que México resolviera sus problemas económicos, destrozara los cárteles del narcotráfico desde el pacífico hasta el atlántico, de Tijuana a Mérida, sería más feliz con el hecho de que nos pusieramos de acuerdo para terminar con la delincuencia como nos ponemos de acuerdo para ir al estadio y gritar "¡Gol del Chicharito!".
Me gusta el futbol, me divierte el futbol, pero me molesta escuchar en todos lados noticias del mundial, me molesta que no le den la importancia merecida a los asesinatos sucitados en Ciudad Juárez, al hecho de que en la guerrero se vende droga como pan caliente. Espero que pasada la epidemia y la vehemencia de este mundial, las cosas cambien, y se mejoren muchas más. Por lo pronto iré a ver el partido entre Alemania y Ghana.

martes, 8 de junio de 2010

Impresionante impresión.

El amor, la vida, la muerte, la felicidad, la melancolía, la depresión, la amistad, la caridad, y muchos otros sentimientos, emociones y demás no son superficiales, no son triviales (que nosotros como seres humanos corruptibles, imperfectos, indecentes, los degrademos hasta su más baja expresión, no tiene nada que ver con su verdadera esencia, en realidad no tenemos porque siquiera cuestionarnos acerca de ellos, sólo los tenemos que disfrutar, gozar, llorar, morder) ni son hechos para que las mismas personas los pisoteen o los devaluen. Hay otras situaciones, otras "cosas" que sí son triviales, efímeras, superfluas, superficiales, por ejemplo cuando leo u observo una revista de modas (la que sea, del país que sea, tenga a quien tenga en la portada) sé que no es tracendente, se que es superficial, y no le pido nada más porque esa es su naturaleza, no pido que tenga un fondo y una forma que no esté encausado con su naturaleza de lo que es; una revista de modas. Eso es trivial, es efímero. ¿Y saben que no es superficial? Esto:

Déjame que te admire,
que te idolatre,
que te contemple
así como los serafines lo hacen mientras tu duermes.

Mi vergel inmaculado
déjame ser parte de ese, tu sueño hermoso,
eres tu el eco de mis lamentos,
eres tu el rayo resplandeciente y cegador
que me despierta por las mañanas entrando
y profanando mi cuerpo, mis ojos, mi sueño y mi alma,
pero no profanas nada tu, tu no profanas nada,
porque este cuerpo,
estos ojos,
estos sueños,
y esta alma son tuyos.

Mi eco desesperado, no me abandones,
déjame contemplarte,
déjame que te sienta con mis ojos,
déjame mirarte con estos oidos,
déjame probarte con estas manos,
déjame amarte con este corazón,
a ti te amo toda, a ti.

Déjame respirar tu mismo aire,
oxígeno bendito el que toca tu nariz,
celoso, celoso estoy de tus ropas,
ellsa te visten y acarician sutilmente tu cuerpo,
aún más hermoso que la luna,
aún más perfecto que las cascadas, o el océano,
aún más suculento que la miel de maple,
celoso, celoso estoy.

No hay perfección más dulce,
ni gozo más duradero
que probar tus flores
o abrazar tu cuerpo.

El tiempo es como mi amor por ti;
infinito, infinito
y dudo mucho que Dios conozca esta felicidad,
ni Romeo la sintió por su Julieta,
ni Don Quijote por su Dulcinea,
ni José por María,
nuestro amor es simplemente la perfección más dulce.

Podrán romper todos mis huesos,
podrán desgarrar todos mis músculos,
podrán reventar todas mis venas
y sangrar mi cuerpo,
pero esta alma mía no caerá mientras te tenga a ti;
mi eco, mi vergel, mi luna, mi sueño hermoso.

16/Agosto/2009

lunes, 7 de junio de 2010

El grito ahogado de un ciego.

Como un eco tardío, intentando resonar lo suficientemente fuerte como para penetrar en tu cerebro y quedarme tatuado en tus neuronas...

Mírenla jugar con sus muñecas
mientras piensa en la sangre derramada,
escúchenla hablar con su sombra
en este momento de plena luz.

Puedes besarla en la boca,
puedes morderle el corazón,
puedes jugar con su espalda,
construir un puente entre sus senos,
puedes dibujar una línea que divida su alma de su cuerpo,
puedes comer de sus ojos,
llenar su ombligo con cerveza y beberla,
emborracharte de sus labios.
Pero no puedes ignorarla.

Intenta mirarla con los ojos cerrados
en una habitación totalmente iluminada,
prueba el sudor de su cuello
limpio, sabroso, bello, lindo.

Marca una estrella en su muñeca,
así jugará con el universo,
déjala comerse tu corazón
con un aderezo de obscuridad.

Mírala como grita a sus muñecas que dejen de sangrar,
escúchala enojarse con su sombra por no aparecer,
huele su sangre, su ausencia de sangre.

Entrégale tu corazón sin razón,
si miedo, sin titubeos, sin presión.
Entrégate tu, todo tu,
entrega tu sangre, tu ausencia de sangre.

Juega con sus muñecas,
dile que la quieres,
acéchala con tus ojos,
con tu piel, con tu nariz, con tus piedras.

Alimentala con tu sangre, con tu ausencia de sangre,
satisfácela con tu sombra, con tu luz,
cura su sed con tus labios y múerdele el corazón,
llénala de tu demencia,
pero no la ignores.

domingo, 6 de junio de 2010

Morder las flores.

Total apatía,
mera intranquilidad,
impacientemente mi mente se impacienta.

Soledad con edad, edad con dados.
No llores más,
si llorar bastara...

El tick-tock de mi alma se va acabando,
la arena del reloj se destruye,
la individualidad de cada grano de arena desaparece.

Total y completamente
me olvido de ti,
como el día se olvida del tiempo
y como la felicidad se olvida de mi.