Año bicentenario, año de celebración, año de alegría, de efervecencia, de tranquilidad, de paz, de festejo, en teoría. De la teoría a la práctia hay muchísima diferencia. México siempre se merecerá lo mejor, no lo digo porque sea mexicano, lo digo porque es verdad. El hecho de que este año sea el llamado "bicentenario" -que no me canso de indicar lo erróneo que está esto- no implica un nacionalismo en las personas, me atrevería a decir que, al contrario, lo que se fomenta -o pretende fomentar- es el patriotismo. Gracias al patriotismo podemos "querer" un poco más a nuestro país -lo entrecomillo, ya que no sé que otro adjetivo utilizar.
México se merecía este 2010 mucho más. Y nosotros, cada uno de los ciudadanos, nos encargamos de no hacer esto posible, sin hacer reclamos al despilfarro que el gobierno federal hizo, o sin pedir cuentas a los funcionarios corruptos.
Pero más importante, el hecho de que nadie hace nada, ni hizo nada para cambiar estas situaciones. Cada día la corrupción ciudadana crece más, esto es terrible, ya que ¡se nota en la calle!
México se merecía más en este año bicentenario, año que en teoría sería impresionante, año de despunte, año para alcanzar la estabilidad económica, la alegría de las personas.
Pero en la práctica este 2010 se convirtió en el año del narco, la inseguridad, la estupidez, la política sin fundamentos.
2010: año de decepción para todos nosotros.
Ojalá el 2011 sea el año del principio de la estabilidad económica, de la seguridad, del fin del narco. Táchenme de idealista no me importa, pero estoy seguro de que si todos nosotros ponemos de nuestra parte y desechamos la parte indolente, desgraciada y estúpida de nuestra idiosincrasia, nuestro país, este que emerge de las cenizas de Tenochtitlan, este valle sagrado, custodiado por el sueño de un volcán, y la historia milenaria... renacerá y se verá triunfador.
¡Patritismo mexicano, viva México!